miércoles, 3 de agosto de 2011

En Paraná se confeccionan miles de trajes

Desde los personajes clásicos, pasando por superhéroes de ayer y de siempre, diablitas y enfermeritas híper sexies, hasta el Sombrerero Loco, la Máscara de hierro u otros más ocurrentes y graciosos. Miles de disfraces se confeccionan en Paraná, donde funcionan más de una docena de casas dedicadas al rubro, además de modistas que trabajan especialmente para la fecha y casas de cotillón que refuerzan los stocks de máscaras y antifaces.

Se observa la fila en calle Córdoba, todos los días se ven jóvenes esperando para conseguir su entrada a la Fiesta de disfraces. La gente empieza a hacer sus cálculos sobre el alcance que tendrá el suceso esta vez: arriesgan que serán 45 mil. Tal vez más. Siempre hay alguna novedad, algún rebote inesperado o una delegación de visitantes de origen extravagante.
Otro tema a 18 días de la fiesta son los disfraces: conseguir el disfraz, encontrar uno a la medida de los propósitos, las ganas o emprender la experiencia de hacerlo uno mismo. Todo depende de las intenciones.
En Paraná hay más de una docena de casas dedicadas exclusivamente al rubro, muchas de ellas han crecido al calor de la fiesta, pero también a una notable tendencia de amplificar el uso de disfraces especialmente en cumpleaños infantiles. Ahí está el negocio, explican los comerciantes.

CON ANTELACIÓN. Las mujeres son, generalmente, las que se preparan con antelación a la fecha. Los hombres, revelan los consultados, suelen avanzar en el asunto a último momento.
“Las mujeres son las que buscan con mas anticipación y son también las más exigentes”, comenta Laura que ya hace un par de años trabaja alquilando y vendiendo disfraces.
“Las mujeres quieren ir a mostrar todo, ir bien vestidas pero mostrando y los hombres son pocos los interesados en tener un buen traje”, describe Brenda, que comenzó a confeccionar disfraces junto a su mamá en un período sin trabajo estable y ahora ya se dedica al tema todos los años.
Ella justamente opina que los concurrentes a la fiesta no tienen como propósito el premio al mejor disfraz, salvo excepciones. Y en general, los consultados, dividen a los disfrazados en tres grupos: para mostrar, para divertirse y para cumplir. A mostrar, en general, van las chicas. “Parece que no tienen nada de frío”, dice una de las consultadas.
“Siempre hay pedidos de mucama, conejita de playboy, enfermera, diablita, todas cosas ajustadas y apretadas para que se vea”, detalla Analía, que durante mucho tiempo trabajó con su mamá en una importante casa de disfraces y ahora tiene su local propio, Disfraces Paraná.
Si muchas chicas quieren y apuntan a exhibir sus curvas, también es cierto que muchos buscan atuendos divertidos, que en ocasiones cumplen mejor su función cuando comprende a varios integrantes y ya se convierte en una suerte de representación grupal. “Yo el año pasado hice unos confites M&M y también un cono naranja de esos que van en la ruta”, comenta Brenda, en tanto que Analía destaca dos disfraces suyos que están al salir: un Sombrerero Loco y Los Mosqueteros que hasta contempla al joven encerrado en su máscara de hierro.
Los que llevan algo nada más que para cumplir, indefectiblemente buscan a último momento y salen con disfraces muy sabidos: El Zorro, piratas, superhéroes, personajes de Disney, brujas, curas, monjas.
Y las excepciones, los que van por el premio mayor, sostiene Brenda, lo hacen ellos mismos. “La gente que se destaca es la que se lo hace solo, porque lo viene pensando y se dedica a su disfraz”, analiza.
PRECIOS Y CONDICIONES. Un disfraz no se alquila a menos de 70 pesos. Y hay que dejar un depósito que será liberado recién cuando el inquilino retorne el traje sin ninguna mancha o rotura insalvable. Los interesados pueden ir a revolver a las casas de disfraces, pero sobre todo pueden encargar según su gusto y hasta comprar el traje. Quedarse con el disfraz difícilmente cueste menos de 130 pesos.
Dentro de las ofertas que proponen las casas de disfraces y las modistas dedicadas al tema hay variantes muy amplias: desde soluciones previstas en 24 horas, hasta trajes preparados con mucha antelación y detalles finísimos, pasando por un actor que le da un toque más teatral al asunto.
En ese sentido, alcanza con citar algunos ejemplos entre los consultados por EL DIARIO. Brenda ofrecía sus servicios por facebook el año pasado con un atractivo cautivante para muchos desesperados: en 24 horas solucionaba el traje. Analía también puede dar respuestas rápidas, pero ahora por ejemplo está confeccionando un traje de gatúbela que no saldrá menos de 300 pesos a la venta. En tanto que Ernesto, de oficio actor y con un amplio vestuario en casa, asegura que lo suyo apunta más a lo creativo.
“Esto empezó como un hobby, le empecé a hacer los trajes a mis hijos y después vi que servía como un negocio, pero todavía está en un segundo nivel el negocio, me divierte mucho crear”, sostiene. En esa dirección, él apuesta a trajes divertidos, con brillo, alegres. No se trata ya de hacer, por ejemplo, una azafata exacta, sino el disfraz de una azafata. “Lo nuestro es más teatral”, dice y tiene que ver con calzarse el disfraz y representar algo.
En tiempo de descuento, miles de interesados se asoman al universo de las máscaras para elegir su personaje y parecer otro, definitivamente otro, al menos en una noche larga, probablemente fría e indudablemente eufórica.

Los cotillones también

En la cuenta regresiva, los que no se decidieron por un traje elaborado y de diseño comienzan a buscar las opciones a mano. Las casas de cotillón multiplican sus pedidos por estos días para abastecer a los clientes que aparecen en las últimas semanas con la urgencia de resolver su disfraz.
“Tenemos una movida importante con el tema de la fiesta, para eso compramos muchos accesorios y un montón de disfraces, porque en estas tres semanas empieza a venir un montón de gente”, comentó un empleado de una tienda de cotillón y detalló que se vende muchísimo todo lo que es sombreros, pelucas, máscaras y armas. En ese sentido, los negocios de cotillón vendrían a complementar muchas veces los trajes alquilados o confeccionados en otros locales. Pero además, hay muchos cotillones que ofrecen sus propios productos.
“Nosotros tenemos por lo menos 130 disfraces diferentes”, indicó un comerciante y enumeró personajes: Aladín, bebota, bruja, Chavo, Chilindrina, fantasma, gitano, marinero, monja, pirata, policía, Power Ranger, por mencionar algunos de los más buscados.
Este año, como siempre, aparecen personajes animados del momento y también algunos de película como Alicia en el país de las maravillas y ya se empieza a notar el regreso de Los Pitufos también.

Publicado por: El Diario de Paraná.

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